No Walls, No Limits by Héctor

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Aparece el VIH

Saúl sabía sobre el VIH, no era algo que no entendiera: «Yo estaba en mi ruleta rusa cada tercer día, todas las semanas»; hasta que llegó lo inevitable, la sombra del VIH se convirtió en realidad.

Estaba con una persona, en septiembre del año pasado lo dejó de ver, al poco tiempo esa persona lo llamó y le dijo que tenía VIH: «No me asustó, pero me hice la prueba en noviembre y salió negativa; decidí hacerla meses después y volvió a ser el mismo resultado, pero me empecé a enfermar; de hecho desde hace cuatro años tengo un padecimiento de anginas, además de que tenía dudas por la vida que llevaba.

«Las pruebas me las hice en laboratorios «patito», uno de ellos ya no existe; empecé con diarrea que se prolongó hasta agosto de este año, adelgacé, llegué a pesar 53 kilos, cuando pesaba 68. Caí en cama, estuve con suero tres días, acudí al médico por una infección estomacal; los médicos no entendían; me mandaron a hacer la prueba de VIH y salió positiva». También padece diabetes y un pequeño tumor en la cabeza.

Su caso es un tanto alarmante, pues él sabía sobre las pruebas, se las comenzó a realizar hace siete años; de ahí se la hizo tres años después, en ese lapso las parejas sexuales ya eran demasiadas. Hasta que le dicen que una de sus parejas estaba infectada, se hace otras dos que fueron negativas, y cuando le hacen los estudios correspondientes, viendo su estado, su desgaste y el tipo de vida que llevaba, determinan que aproximadamente tiene con el VIH cuatros años; ya es SIDA.

Saúl se realizó las pruebas en laboratorios privados porque desconfiaba de las instituciones públicas, «eso no fue bueno, porque en los privados no había especialistas, desde la terapia notas un cambio». El sector público muestra buenas opciones en consejería y seguridad en las pruebas. El caso de Saúl es una muestra de que si una de sus pruebas hubiera arrojado el resultado correcto, su estado de salud sería mejor.

El tratamiento

Su tratamiento consta de dos pastillas que debe tomar de por vida;los rascos se los dan gratis, aunque su costo es de cerca de los 15mil pesos. El lugar donde se atiende es un Capasits (Centros Ambulatorios de Prevención y Atención en Sida e Infecciones de Transmisión Sexual). El proceso ha sido rápido, de inmediato le hicieron la prueba Western Blot que salió positiva, le controlaron sus malestares y debe tomar además medicamentos para la diarrea, gripe, entre otras (esos corren por su cuenta).

Al momento de sus análisis que realizó en el INER (Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias) sobre las defensas y carga viral, «lo que los doctores llaman CD4». El resultado fue que estaba al 12% de sus defensas, «el doctor no creía que pudiera estar en pie con esos resultados, lo que tengo ya es SIDA, y sólo debo seguir las indicaciones y no dejar de tomar las pastillas, porque si no el virus en 24 horas se reproduce 4 veces más.» Tiene dos meses que le dieron el resultado, el tratamiento durará el tiempo necesario; anexo a esto debe cumplir con pláticas y talleres que son obligatorios.

Mañana la última parte

Saúl es un chico que vive con SIDA, hace tres meses se lo confirmaron; hoy vive al día, sin planes a largo plazo, una historia de vida en la que se puede reflejar más de uno

Algunos dicen que nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido, o como Saúl, «tenemos que estar muy mal para acudir al médico». Tiene 32 años, es homosexual, su vida no ha sido fácil, su infancia parece haberlo marcado y hoy vive con SIDA. Es comerciante en una central de abastos, viene de una familia de tres hermanos y vive con sus padres.

La violencia sexual fue el primer acercamiento que tuvo con su sexualidad: «Fui abusado desde los seis años, más consciente desde los ocho; fueron personas cercanas a mi familia, lo resguardé porque no quería que nadie se enterara, creí que causaría problemas y siempre mi madre me inculcó el respeto hacia mi padre, por quedar bien no dije que familiares de él abusaban de mí.»

También personas que no eran de su familia lo acosaban y abusaban de él; esta situación se mantuvo hasta aproximadamente los 15 años, cuando se volvió un poco más consciente, él era quien buscaba a uno de sus abusadores: «Creo que le agarré el gusto, parece como síndrome de Estocolmo, me enamoré de uno de ellos; sentía la necesidad de sentirme valorado aunque fuera de esa manera, él se estaba alejando, se casó y lo seguía buscando.»

De los 15 a los 20 años se alejó de todo eso, le preocupaban otras cosas: «Cuando entré a la universidad me di cuenta de que no era el único, tuve una relación sentimental, después conocí gente en muchos lados y puedo decir que a los 24 años comencé mi vida sexual por gusto.»

Ese comienzo fue muy fuerte, parecía una adicción sexual: «Estaba, sin mentir, como con 10 en un día, sabía cómo y dónde conseguirlos. He tenido tres parejas estables de varios años, pero no puedo explicar la fidelidad; para mí el sentimiento es una cosa y el sexo otra; tenía relaciones con cualquier persona sin importar el físico, sino por placer; justificaba mis salidas mientras lo hacía. Quise a mis novios, pero en lo que se refiere a sexo me daba igual con el que me pudiera acostar, al final el engañado era yo.»

La mayoría de sus prácticas sexuales, incluidas las de violencia sexual, eran sin condón: «No es que yo dijera voy a infectar a alguien, pues no sabía que estaba infectado, tampoco me sentía omnipotente, no decía ‘a mí no me va a pasar’; me sentía minimizado, siempre trataba de satisfacer al otro aunque no quedara yo satisfecho, no me fijaba tanto en mi placer. No sé si la costumbre de mis prácticas de pequeño hayan influido, aunque si la otra persona se quería cuidar por mí no había problema.»

Mañana segunda parte…

Este post es el texto que ganó la Mención Honorífica en el Primer Concurso de Periodismo «Hazte la Prueba».

La primera experiencia con la prueba de detección del VIH está llena de miedos, sensaciones, incertidumbre; ¿te la has hecho?

El VIH es el Virus de Inmunodeficiencia Humana, el cual ataca el sistema inmunológico; su detección se realiza por medio de las pruebas de detección de VIH, entre las que se encuentran la ELISA y la Western Blot (confirmatoria). Se recomiendan una vez al año; si se tienen prácticas de riesgo, dejar pasar 3 meses (periodo de ventana) y hacerse la prueba; también existen pruebas rápidas.

Hay cierto desconocimiento de las pruebas de detección, sobre todo para los que no se la han realizado nunca. Ya hemos comentado sobre ellas, sin embargo, es conveniente aclarar dudas, sobre todo a las relativamente nuevas y un tanto desconocidas pruebas rápidas.

El psicólogo de Ave de México A.C, José Luis Yebra, quien da consejería en dicha asociación donde realizan pruebas rápidas nos explica:

«Las pruebas rápidas surgen con la idea de que todos pudieran hacérsela e ir por ella a la farmacia, pero esto implicaba muchas cosas en contra, por lo que se decidió que se hicieran en dependencias, con consejería y todos los requisitos.» Tiene cerca de año y medio que la Secretaría de Salud aprobó las pruebas y en Centros de Salud la realizan.

¿En qué consiste la prueba rápida?

Esta prueba consiste «en un raspado en la boca, que se hace con una «pala» especial que tiene un papel absorbente, con el fin de detectar células y meterlas en un reactivo que detecta los anticuerpos. La respuesta se tiene en 15 minutos y su efectividad es de 99.6%.»

Una de las principales dudas respecto a estas pruebas es la efectividad, la cual no es mucho menor que la de la ELISA (99.9%), una de sus ventajas es que el resultado se obtiene en minutos, «lo que aminora la angustia; si sale con resultado «reactivo» (positivo), se realiza la prueba comprobatoria (Western Blot) y si sale «no reactivo» (negativo) se procede a las recomendaciones, tratamiento, entre otras cosas.»

«Cuando entra un virus se producen anticuerpos, los del VIH son muy específicos, la sangre es donde hay más células de ahí que la ELISA tenga un poco más de efectividad; en el caso de la prueba rápida se hace el raspado en un área específica de la boca donde se producen mas células; en pocas palabras, las dos pruebas buscan lo mismo, sólo la captación es diferente».

La prueba rápida es totalmente recomendable, además de práctica, no dura más de 40 minutos con todo y el resultado, lo que la pone en un buen nivel, sobre todo para los que son muy desesperados. Los únicos requisitos para realizarla es que no se padezca de alguna enfermedad viral como la gripa y que no se estén tomando antibióticos.

La importancia de la consejería

La consejería es un aspecto importante a la hora de realizarse una prueba de detección, de hecho es casi un requisito adquirirla, ya que de ella puede depender el cómo se tome el resultado, cómo se afronte la situación y sobre todo la información que se debe tener.

El sexólogo César Pérez del Imesex nos comenta:

«Los factores de la importancia de la consejería son muchos; se debe checar si existe la posibilidad real de riesgo de infección de VIH, si hay factibilidad de un resultado positivo o negativo; es importante saber qué tipo de información tiene el paciente, si es verídica o son mitos, ya que esto repercute en el impacto del resultado.»

También es importante saber qué haría en caso de un resultado positivo, si tiene recursos económicos, amistades a quienes acudir, pues es un trance muy complicado; «en los 80´s la gente no sabía qué onda, no sabía leer un resultado, si veía positivo creía que estaba bien; las personas se suicidaban pues creían que se iban a morir al poco tiempo.»

En las dependencias donde se realizan las pruebas es importante que se realice la consejería antes y después del resultado. Siempre como apoyo y con el fin de orientar al paciente. Si no te la dan, solicítala, no esta de más que te informes sobre el tema, para evitar situaciones erróneas y malos entendidos. De una buena consejería puede depender estar angustiado o sentirte seguro.

Puede llevar varios minutos, debe hacerse en un lugar apropiado y siempre en confianza; «la persona que la realiza no debe jamás juzgar al paciente, ni por sus prácticas de riesgo, ni preferencias»; siempre deben informarte sobre lo que viene después de la prueba, sea tu resultado negativo o positivo; recomendaciones sobre el nivel de vida, evitar situaciones de riesgo; si tienes familia cómo sobrellevarlo; y saber que si es negativo no significa que en un futuro no puedas infectarte, entre otras cosas.

«Mi experiencia con la prueba de VIH»

Siempre he creído que la vida sexual de cada uno es algo íntimo, y que depende de cada quien el cómo vive su sexualidad, pero a veces por amor, desinformación, se accede a tener relaciones sin protección, lo que sin duda nos pone en un riesgo que parece intangible.

Hace unos años inicié mi vida sexual, en aquellos años la información que poseía era muy básica, tanto sobre infecciones de transmisión sexual, incluido el VIH, como de embarazos y métodos de anticoncepción. En mi caso tuve relaciones sexuales sin protección porque confíaba en mí y mi pareja sentimental, creía que si estabas sólo con alguien, no se corría ningún riesgo; hoy sé que nada es seguro.

Ahora, muchos años después, decido hacerme la prueba de detección de VIH, en mi vida me la había hecho, poco a poco me he ido informando y creando conciencia sobre su importancia, pero el miedo es una de las cosas por las que mucha gente no se la realiza, aún sabiendo que con ella pueden estar tranquilos si es un resultado que no ponga en peligro nuestra vida y además de que permite saber que no se está exponiendo la de una tercera persona.

Fui acompañado por una amiga, de verdad creo que ir con alguien aminora un poco el momento, llegamos a la Clínica Condesa, iba por la prueba rápida, pero no había, así que la ELISA era la disponible. Pasé primeramente a consejería, donde una doctora me hizo preguntas que tienen como fin tener el perfil, saber el porqué estaba ahí. Preguntan edad de inicio de vida sexual, número de parejas, entre otras cosas.

¿Qué harías si tu resultado es positivo?, menuda pregunta, respondí con un «no sé», y de verdad no lo sabía. Si era negativo pues la protección al 100% era mi respuesta, pero al contrario no tenía la menor idea.

Pasé al laboratorio, en las sillas de espera había un hombre, adentro otro (es raro ver mujeres en las pruebas); me sacaron una muestra de sangre y tenía que pasar tres días después por mi resultado. Fui de nuevo acompañado, siempre hay una sensación de seguridad, pero la sombra de la duda no se va hasta que ves el resultado.

Las manos me sudaban, el corazón latía más fuerte; «pase por favor», me dijeron; así lo hice. Firme de recibido con la mano temblorosa, me lo dieron y el resultado…negativo. No tienen idea de cómo cambia el semblante, el nerviosismo se había ido, el sudor se secaba, la tranquilidad regresó a mi vida.

Cinco pruebas, todas negativas

Víctor Contreras es un joven de 27 años, declarado homosexual y que vive hasta ahora su sexualidad plenamente; su caso puede ser el de muchos, un chavo al que le gusta trabajar, estar con su pareja y vivir la vida.

Sin afán de criticar o enjuiciar, debemos decir que es una persona que gusta del sexo sin condón; es lo que a él le satisface, conoce el riesgo que implica, pero después de cinco pruebas y todas negativas, «uno se cree más seguro».

Su primera prueba fue en la antes llamada CONASIDA, «fue después de terminar una relación con un exnovio, el cual había sido muy promiscuo antes de estar conmigo, duramos seis meses.» Él tenía conocimientos básicos del VIH, incluido el riesgo latente, «en mi caso la edad influyó, cuando eres joven no crees que te pueda pasar algo malo.»

En ese entonces aún tenía un poco de temor ante el contacto sexual con gente que no conocía, era tímido, esto fue cambiando con el tiempo. «Siempre empezaba con mis parejas estables teniendo relaciones con condón y después sin él; en general no le vieron mayor problema, al inicio sí, pero era más bien incertidumbre, pues no sabían qué onda; al final accedían.» Ha tenido 7 parejas sentimentales estables; de las ocasionales ya perdió la cuenta.

Llegó a tener relaciones ocasionales sin condón, «si no había no importaba, a veces era por ganas, a veces desistí; era como no dejar pasar la oportunidad de tener una relación con determinado prototipo.»

La primera prueba llegó con un poco de miedo, y era también un aliciente hacérsela y saber que estaba bien para poder iniciar una nueva relación y tener prácticas sin condón. En aquel entonces en CONASIDA se decía que si estabas bien no volvían a hacer la prueba, pues el objetivo era crear conciencia. Su resultado fue un mes después, días que transcurrieron de lo más normal. «Cuando fui no me dio tanto miedo, tenía la seguridad de que estaba bien; pensé en la posibilidad de un resultado positivo, pero creí que era capaz de sobrellevarlo y asimilarlo». El resultado fue negativo.

Su segunda prueba llegó un año después, en CONASIDA, a pesar de que le habían dicho que no habría segunda prueba. «La primera incertidumbre fue porque me dijeron que no podía regresar, pero fue en otra clínica; el sentimiento fue el mismo, creo que hasta tenía más confianza, conocí más de la vida de mi entonces pareja y sabía que no había riesgo; lo hice por control.»

Las dos siguientes fueron en el seguro social, la primera de ellas por un quiste que tenía en un testículo; «eso me causó conflicto, el pensar en muchas situaciones, el alto riesgo del virus; esa vez yo la solicité; me regañaron en el seguro. Ahí sí sentí miedo, aunque creía en la fuerza física y psicológica. En este caso no hubo consejería posterior, fui al mes y los revisé, fue negativo.»

La otra llegó porque durante su relación estable fue infiel, y estas relaciones ocasionales eran lo mismo con condón que sin él, «a mi anterior pareja ya no le fui fiel, me entró el remordimiento de no sólo ser yo, sino de poder contagiar a otra persona por mis actos. Terminé la relación y me sentí en un confort, aunque las dudas seguían, me la hice y salió negativa; aunque bajé de peso porque el quiste regresó, me enfermaba de gripa, dolores de espalda, pero hasta ese día todo bien.»

La más reciente, la quinta, fue en diciembre del año pasado, porque estaba en una relación nueva y al parecer su pareja no era como las demás. «Esta persona es distinta a las anteriores, además de que hay una diferencia de edad más marcada, por lo que me siento responsable de si algo malo pasa; pasé por relaciones de riesgo en el periodo de mi última relación y la actual, por lo que la incertidumbre era mucha; esa ocasión no quería abrir los resultados».

De nuevo salió negativa, es sin duda un volado, es jugar a la ruleta rusa en cada relación, la incertidumbre y el miedo no es nada comparado con lo que se vive cuando se tiene el VIH.

«Cambiar mi tipo de relaciones es complicado, creo en que si estás con alguien estable, que es tu pareja, no hay porque perder la confianza; no me ha tocado y sé que las posibilidades se van agotando».


ÉSTE ES HÉCTOR LEDEZMA…CONÓCEME

Twitter: @natheleo

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Periodista y comunicólogo, editor, amante del tenis, de la vida, de la sexualidad como parte inherente al ser humano.

Comencé mi carrera en El Universal, en el sitio para jóvenes tva.com.mx, posteriormente llamado De10.mx donde fui redactor de sexualidad, además de reportero.

Coeditor en el sitio hiperlocal El Universal Del Valle, y en El Universal Estado de México.

Actualmente columnista de sexualidad y editor en el Semanario Hoy Valle de México del Estado de México.

Me gusta el teatro, el cine, la televisión, los espectáculos en general, por ello soy bloguero en Del Cielo a la Tierra

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