No Walls, No Limits by Héctor

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Por Héctor Ledezma

Ser dominados, hacer un trío sexual, mirar y ser mirados, son algunas de las prácticas que los varones pretenden realizar algún día

De acuerdo a estudios realizados por expertos, los hombres y las mujeres fantasean igual, la diferencia radica en lo que piensan o quieren. De hecho, el 55 por ciento de los varones y el 20 por ciento de las damas tienen, al menos, una fantasía sexual al día.

En este artículo nos enfocaremos a lo que desean ellos y las fantasías que quieren cumplir. El sitio Nosotras.com publicó una lista de 10 cosas que los hombres, en general, pretender realizar algún día. Sus sueños abarcan desde tener un encuentro sexual con una sexo servidora hasta sostener relaciones con otro hombre, sin que ello signifique que son homosexuales.

1. Sexo con una prostituta: Es una fantasía que aunque pueda no creerse que se tiene, existe. De hecho, muchos hombres se «inician» con una y se convierte en una de esas prácticas que se hacen por lo menos una vez en la vida.

2. Ser dominados: Aunque en la mayoría de las relaciones sexuales el hombre es la parte activa, a muchos les gusta que ellas sean las que dicten el orden y ellos hagan lo que les piden.

3. Sexo fácil: «El aquí te agarro, aquí te mato» cobra mucho sentido, ya que a los hombres les gustan los «rapidines», pero además hacerlo en el momento en que se les antoja, sea en un baño, el cine, el autobús y con la mujer que sea.

4. Tríos sexuales: Estar con más de una mujer a la vez es otra de las fantasías que pretenden cumplir; generalmente, una de ellas es su pareja, si hay alguna otra combinación, es algo muy particular.

5. Ver y no hacer: Son vouyeristas, les gustaría ver a su pareja con otro, algo como el candaulismo, donde la comparten por el placer de verla en acción.

6. Entre hombres: Pese a que no hay una estadística, y ni la habrá, pues muchos hombres temen ser catalogados de homosexuales por pensar en la idea de estar con un hombre, ésta es una de las prácticas que más viven en su mente.

7. Orgías: El sexo con varias personas pone a prueba la capacidad de muchos hombres; por ello, les gusta pensarse en una orgía, donde pueden tener relaciones con más de una persona, con el extra de que son observados.

8. Prisioneros: Cómo les atrae la idea de ser dominados por su pareja, les llama que en algún encuentro sean esposados, atados por ella, como si fuera un esclavo.

9. Efecto voyeur: Les gusta que los vean, pero también ver. Sea en vivo o no, a los hombres, que son muy visuales, les encanta presenciar de alguna forma un encuentro sexual.

10. El punto P: Los hombres saben que el equivalente al punto G femenino es el punto P, por la próstata, al cual sólo se llega por el ano, por lo que, aunque existen mitos, algunos sueñan con lograr vencer esa barrera y meterse a ese mundo de placer.

Los hombres son menos complejos que las mujeres, ellos piensan en cosas directas, concretas, sin tanto ambiente, lo simple.

Las fantasías pueden ser realizables, de eso depende si se hace o no, pues hay algunas que están lejanas a la realidad. Pueden crear una lista y llevarlas a cabo.

De acuerdo con Nina, hay un decálogo que siempre es bueno tener en cuenta a la hora de realizar alguna fantasía, esto incluye elegir el mejor momento, comunicar los deseos a fin de compartirlos; ir de a poco, es decir, con fantasías inocentes hasta llegar a las fuertes, no afectar a terceros, poner en práctica fantasías a la altura de la calidad, perder miedo a no tener el control de la fantasías, entre otras cosas.

Por Héctor Ledezma

El pegging, es una práctica donde se da un intercambio de roles, es decir, la mujer es quien toma el papel activo en la relación sexual. En este práctica no hay reglas más allá de las que la pareja marque. La idea principal es que no sea el hombre el que penetre, sino que sea el penetrado, que ella sea la que tome las riendas en una situación de igualdad sexual.

El pegging, de acuerdo con educasexo.com, es una experiencia innovadora, que busca salir de la rutina, agregar placer y éxtasis, y enriquecer la vida sexual y de pareja.

La sexóloga Alessia Di Bari señala que esta práctica es más popular de lo que se cree, «cada vez más parejas heterosexuales se están dando permiso de experimentar y explorar su propia sexualidad y la de su pareja.»

Sin embargo, es cierto que muchos hombres heterosexuales reprimen esta y otros juegos sexuales similares, pues sienten que todo lo que tenga que ver con el ano es cosa de homosexuales, «esto es erróneo pero ellos así lo creen», menciona Di Bari.

Cabe mencionar, que existe la posibilidad que a personas bisexuales, al tener una visión más amplia de su sexualidad les haga menos ruido una práctica como el intercambio de roles, pero es importante aclarar que es una cuestión de gustos y no de preferencias.

Pegging ¿sí o no?

El pegging, también llamado Bend over boyfriend, no tiene más beneficios o perjuicios que otras experiencias; como toda actividad sexual será buena, mala, recomendable o no, siempre que la pareja esté dispuesta a probarla y decidan cómo la disfrutan.

La idea de un intercambio de roles, de entrada, es un juego muy erótico, sobre todo, divertido. En él, ellos podrán experimentar un poco la parte receptora, además de sentir el placer del punto P; ellas, por su lado, podrán tomar un papel más activo, donde darán más placer, ya que están acostumbradas a recibir.

Si deciden realizar el pegging, es importante que haya mucha comunicación, antes y durante la relación, «que se digan si les gusta o si regresan al inicio. Se debe tener cuidado de estimular adecuadamente el esfínter anal para no lastimarse. Les aconsejo comenzar despacio, con un dedo, luego dos, después un plug anal», recomienda la sexóloga.

Si al final se desea, pueden usar un arnés con un vibrador, este juguete sexual es un cinturón que es de cuero o látex, se sujeta a la cintura y se le acomoda un dildo o vibrador si es que no lo incluye, se venden en cualquier sexshop.

El sitio confidencial.com, destaca que el placer que se obtiene es infinito, de acuerdo a parejas que lo han probado; además, el hecho de ir por un juguete es algo ya interesante, donde ellas suelen elegir el color del dildo y ellos el grosor.

Lo importante del pegging es hacerlo con total consentimiento y ganas, dejar claro que el hombre está siendo penetrado por una mujer, lo que para nada lo convierte en homosexual, simplemente «está experimentando nuevos horizontes sexuales».

Por Héctor Ledezma

El punto G femenino lleva consigo mitos sobre su existencia y su localización. Los hombres, por su parte, también tienen el suyo, que es llamado punto P.

Al respecto, el sexólogo César Pérez explica: «El punto P es lo que biológicamente se conoce como próstata, que es una glándula del tamaño de una avellana o castaña con terminaciones nerviosas, la cual produce el líquido seminal que protege y nutre a los espermatozoides contenidos en el semen. Se encuentra abajo de la vejiga, en el cuello de ésta y rodea a la uretra.»

Lo importante y que causa temor a muchos hombres es la forma de acceder a ese punto lleno de excitación y placer, ya que está en la parte interna de los órganos sexuales pélvicos, debajo de la vejiga y junto al recto. «Sólo se puede palpar haciendo tacto ano-rectal. Es decir, introduciendo un dedo por el ano», explica César Pérez.

Esta mítica zona comparte con el G femenino el hecho de ser áreas sensibles que, al ser estimuladas, produce una sensación de placer combinada con orgasmo. Al estimular el punto P se puede, incluso, sentir como cuando se tiene ganas de orinar, pues la vejiga se encuentra cerca.

El experto indica que sí está comprobado que el punto P es causante de una mayor excitación, orgasmos más intensos y una eyaculación más potente.

El ruido que causa la sola posibilidad de investigar u oscultar esa parte donde se encuentra el punto P es grande. «Hay que saber romper muchos miedos y mitos, pues tocar el ano no es una práctica frecuente entre hombres heterosexuales.

«Uno de los principales mitos, que además tiene que ver con la parte social, es que si un hombre permite ser tocado, o más aún, si se deja introducir «algo» que le causará placer, tiene el riesgo de convertirse en homosexual, lo cual es falso, porque en una relación entre hombres existe un vínculo erótico y afectivo», afirma César Pérez.

Si me animo, ¿cómo le hago?

Es importante tomar en cuenta la higiene, para ello es básico lavar bien la zona del ano antes de empezar. Se puede usar una pera de goma con la que se inyecte agua en el recto para lavar las paredes internas.

La persona que introducirá el o los dos dedos, que en el caso de parejas heterosexuales es la mujer, deberá tener las manos limpias y las uñas perfectamente cortadas para no lastimar el ano o el esfínter; también, puede usar guantes de látex y/o un condón en el dedo. Esto evitará ensuciarse y protegerá a ambos de cualquier contagio de Infecciones de Transmisión Sexual.

«Es necesario usar un lubricante con base en agua para no dañar el látex, además de lubricar abundantemente el ano de la pareja receptiva. Se sugiere para una primera vez, confiar y acordar con la pareja hasta dónde se quiere llegar, así como tener una posición cómoda para la persona que recibirá la penetración.

Se recomienda estar acostado boca arriba completamente relajado y respirando lentamente. Esta posición favorece a que todo el peso esté en la espalda y no en las piernas, muslos, nalgas y ano.

Para preparar el ano se proponen las siguientes acciones: apretar y aflojarlo. Insertar, regularmente, el dedo ya sea en la ducha, durante el baño o previo a las practicas sexuales aumentará el riego sanguíneo en la próstata y su sensibilidad.

Asimismo, «es importante hacer masajes circulares alrededor de él, con el fin de lograr una buena relajación e ir acostumbrando la zona a la presencia del cuerpo extraño. También se recomiendo introducir el dedo meñique, poco a poco y lentamente para estimular el esfínter y después cambiarlo por el dedo anular o índice; y por último, el dedo medio, o éste último junto con uno de los anteriores, haciendo una leve presión sobre la pared, curvando el dedo hacia el interior hasta llegar a sentir la próstata» explica César Pérez.

Ya con la práctica y el tiempo se puede probar la penetración con más de un dedo o incluso hacer uso de juguetes sexuales: dildos, vibradores; los hay de diferentes tamaños y texturas.

Un tip que es infalible y que recomienda el sexólogo, es empezar por excitar el pene, ya sea masturbándolo o haciéndole sexo oral y después con esta fase superada, sin dejar de hacerlo con la otra mano, empezar el protocolo del estímulo rectal como se describía antes, hasta llegar al orgasmo o a una eyaculación.

Cabe destacar que las estimulaciones anales, ya sea con dedos, juguetes sexuales o sexo anal mal hecho, es decir, sin higiene, uñas recortadas, sin uso de lubricante o estimulación pre-penetración o penetración forzosa o excesiva puede producir hemorroides, fisuras anales, prolapso rectal, trauma ano-rectal y otros problemas similares. Es importante no forzar a la pareja pasiva de ninguna manera.

De acuerdo con el sexólogo, la práctica no es sólo de homosexuales, por lo que entre parejas heterosexuales puede disfrutarse. «Lo que importa es que no se caiga en estereotipos, porque tanto hay homosexuales masculinos que gustan de ello, como afeminados que no», aclara el especialista.

El punto G es un enigma, causa de mitos y hasta de problemas por no saber a fondo qué es y sobre todo por creer que sólo mediante él se obtienen múltiples orgasmos. El punto P es su equivalente masculino, pero del que casi no se habla

La sexualidad esconde muchos mitos, muchos de los cuales carecen de respuestas; algunos buscan unas cuantas, creen lo que se les antoja y a veces hasta ponen en riesgo su relación y la misma sexualidad. No hay mejor cosa que conocer y experimentar, pues nadie aprende en cabeza ajena.

Las relaciones sexuales se miden muchas veces en orgasmos, si los hay, entonces fue satisfactoria, si no, todo lo contrario; es sabido que de un buen entendimiento sexual depende muchas veces la estabilidad de una relación, y si no existe, simplemente es una buena forma de experimentar y vivir la sexualidad plenamente.

Desde tiempos remotos, las mujeres han sido relegadas a segundo término, pues en muchas culturas han sido desde siempre meras hacedoras de hijos, lo que ha limitado su sexualidad, por lo que aventarse a conocerse, explorarse y disfrutarse es complicado.

Sabemos que las mujeres pueden experimentar múltiples orgasmos, y existe un punto de su cuerpo que se relaciona con esto, el mítico punto G. César Pérez, sexólogo y terapeuta nos comenta:

«Es una glándula que se localiza en la parte superior de la vagina, imaginemos que es un reloj, el punto G se encuentra entre las 11 y la 1, o sea, entre el hueso púbico y el cuello uterino.»

«Recibe su nombre de su descubridor, Ernst Gräfenberg, y el punto G se relaciona con la eyaculación femenina y los multirorgasmos, sin embargo, es importante decir que aún si no se conoce o se llega a él, se puede disfrutar de una relación sexual con orgasmos.»

Es sumamente sensible porque está rodeado de terminaciones nerviosas y la mejor manera de estimularlo es insertar uno o dos dedos algo doblados hacia arriba, o bien con una penetración por detrás durante el acto sexual.

Llegar al punto G no es tarea fácil, hay mujeres que se atreven a buscarlo y no lo encuentran, por lo que se aumenta el mito sobre si realmente existe, pero también hay quienes aseguran conocerlo y afirman que lo disfrutan más.

Está la sombra del miedo y el tabú, pues muchas mujeres no viven su sexualidad plenamente, no se tocan, no se exploran y no identifican lo que les gusta y lo que no. «El enigmático punto G, no cambia con la edad, ni el tiempo, y siempre se recomienda aventarse, y si se tiene pareja, jugar, vivir, y disfrutar del sexo.»

¿Y los hombres?

Si el punto G es enigmático, el punto P (equivalente masculino) es lo que le sigue; no es otro que la próstata, órgano masculino del tamaño de una nuez que produce entre otras cosas, el semen.

Su controversia se debe a que la única forma de llegar al punto P es mediante el ano, por lo que muchos hombres al relacionarlo con los hombres homosexuales se rehúsan a satisfacer y conocer ese punto, pues no pueden perder ni un gramo de masculinidad.

No sólo en hombres heterosexuales existe ese prejuicio, ya que a pesar de que en las relaciones homosexuales el sexo anal es muy importante, los llamados «activos» que son los que penetran, se niegan a esta actividad y con ello el conocer el punto P.

Muchos de los mitos y miedos vienen por cuestiones culturales y sociales, donde el hombre siempre es el que da y no recibe. Es difícil imaginar que puedan siquiera tocarse con el fin de estimular la próstata. Pero a diferencia del punto G, está comprobado que el punto P es causante de una mayor excitación, orgasmos más intensos y una eyaculación más potente.

Aún con ello, hay parejas heterosexuales que se animan a incluir entre sus prácticas sexuales la satisfacción masculina a través del punto P, pero para ello se necesita mucha madurez, confianza y, ¿por qué no?, una terapia para aprender y comprender que el estimular el punto P no convierte a los hombres en homosexuales: «Hay que basarse en la parte fisiológica, pues es placentero, las parejas que se animan son pocas; otras, se asustan, pero los que lo hacen no pueden negar la satisfacción».

Cada uno decide cómo vive su sexualidad, cómo experimenta y cómo la disfruta. Buscar, encontrar y estimular tanto el punto G como el P depende de la persona, de su madurez y sus propios prejuicios.

Porque hasta en la madre patria hay problemas con eso del punto G.


ÉSTE ES HÉCTOR LEDEZMA…CONÓCEME

Twitter: @natheleo

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Periodista y comunicólogo, editor, amante del tenis, de la vida, de la sexualidad como parte inherente al ser humano.

Comencé mi carrera en El Universal, en el sitio para jóvenes tva.com.mx, posteriormente llamado De10.mx donde fui redactor de sexualidad, además de reportero.

Coeditor en el sitio hiperlocal El Universal Del Valle, y en El Universal Estado de México.

Actualmente columnista de sexualidad y editor en el Semanario Hoy Valle de México del Estado de México.

Me gusta el teatro, el cine, la televisión, los espectáculos en general, por ello soy bloguero en Del Cielo a la Tierra

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